Figura 1. Boabdil el Chico, el último Rey de Granada. (http://ireneu.blogspot.com.es/2014/04/que-fue-de-boabdil-despues-de-rendir.html)
Figura 1. Boabdil el Chico por Alfred Dehodencq (1822-1882).

En las Capitulaciones para la entrega de Granada los Reyes Católicos cedían a Boabdil, para él y sus descendientes, un feudo en el Reino de Granada que se componía de las tahas de Berja, Dalías, Boloduy y Andarax (en la actual provincia de Almería); Marchena, Juviles, Láchar y Ugíjar (en la actual provincia de Granada); además de otras pertenencias. Asimismo, le otorgaban rentas para que viviese conforme a su clase.

Figura 2. Recorrido de Boabdil por el Reino de Granada tras la toma del mismo por los Reyes Católicos. (http://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20granada.html)
Figura 2. Recorrido de Boabdil por el Reino de Granada tras la toma del mismo por los Reyes Católicos. (http://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20granada.html)
Figura 3. Puerta de los Siete Suelos. (http://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20granada.html)
Figura 3. Puerta de los Siete Suelos.

Era un viernes, 2 de enero de 1492, cuando Boabdil abandona definitivamente la Alhambra por la puerta de los Siete Suelos. A petición de éste dicha puerta se tapió para siempre, para que nadie pudiera volver a pasar jamás por ella –y en tal estado permanece todavía hoy–, recordando de esta forma la desgraciada suerte del último de los Reyes de Granada.

Tras el acto público de entrega solemne de las llaves del palacio y las fortalezas, que tuvo lugar junto a la actual ermita de San Sebastián, las comitivas se separaron y Boabdil se dirigió a Santa Fe y los Reyes Católicos a la Alhambra. Allí pasó algunos días en el campamento cristiano junto a Aixa, su madre, Morayma, su esposa, y Áhmed, su hijo, esperando a que las nuevas autoridades cristianas le dieran permiso para salir. Con ellos también iba su hermana, el visir Aben Comixa y muchos parientes, amigos y criados. El permiso llegó a finales de febrero de 1492, dejándole que se llevara lo que quisiera a su feudo de las Alpujarras, en Laujar, donde debía tener su palacio de recreo (hoy Laujar de Andarax, a unos 120 km de Granada).

El séquito salió en plena noche, para así evitar posibles tumultos, camino a su destierro en las Alpujarras. Boabdil no quiso girar la mirada hacia Granada, lleno de nostalgia y de tristeza al abandonar su ciudad. Solamente cuando estuvo sobre la última colina –hoy día llamada poéticamente “Cerro de las Lágrimas” o “Suspiro del Moro”, en el término municipal del Padul–, se desvió del camino, se detuvo y observando por última vez su palacio suspiró y rompió a llorar. Fue su propia madre, la sultana Aixa la Horra, quien le dijo:

Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre

Las crónicas no refieren nada sobre este popular episodio, que está puesto en duda por muchos historiadores. Y es que esta historia bien pudo ser una invención de don Antonio de Guevara Noroña, Obispo de Guadix, que se la contó a doña Isabel de Portugal cuando en su luna de miel visitó Granada, en el año 1526. Y es que siempre queda bien un poco de poesía para agradar a las visitas.

Figura 4. Boabdil se despide de Granada desde el “Suspiro del Moro”. (http://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20granada.html)
Figura 4. Boabdil se despide de Granada desde el “Suspiro del Moro”, Pradilla (1892).

Entre febrero de 1492 y agosto de 1493, las tierras almerienses de Andarax, Berja y Dalías fueron testigos mudos del único año de felicidad de Boabdil y su esposa. Él se adaptó pronto a su nueva situación y vivía feliz, inconsciente, rico, regalando dinero y cazando con galgos y halcones por los campos de la Alpujarra almeriense.

Figura 5. Laujar de Andarax, Almería. (http://ireneu.blogspot.com.es/2014/04/que-fue-de-boabdil-despues-de-rendir.html)
Figura 5. Laujar de Andarax, Almería.

Pero en su comitiva ya tenía un traidor. Aben Comixa, el antiguo visir granadino, tenía el encargo de Hernando de Zafra de informarle sobre las andanzas del Rey Chico. Hernando de Zafra informaba a los monarcas de todos sus movimientos. Estuvieran con Colón o con problemas en Cataluña, en Francia o en Navarra, seguían todos los movimientos del último Rey de Granada. Entre Hernando de Zafra y Aben Comixa se las arreglaron para expulsarle. En marzo de 1493 inician intrigas y movimientos de auténtica traición. Concretamente, el 7 de marzo de 1493 Aben Comixa, sin poderes de nadie, firma en Barcelona, en el Palacio de los Reyes de Aragón, escritura de venta de todo lo que tenía Boabdil en España. El precio acordado fue de 21.000 castellanos de oro, que fueron transportados a lomo de varios borricos desde Barcelona hasta el castillo de Laujar de Andarax, en las Alpujarras almerienses, donde vivía entonces Boabdil.

Nos cuenta el cronista Luis del Mármol Carvajal que Aben Comixa dejó el botín en el patio del castillo, entró en el salón y le dijo a su Rey “Vuestra hacienda traigo vendida, veis aquí el precio de ella. He querido quitaros del peligro porque mientras los moros os tuvieren presente no dejarán de intentar cosas que os den pesadumbre y os desasosieguen en esta tierra, de manera que ni vuestra persona ni los que os sirvieren tengan seguridad, ni puedan dejar de perder lo poco que les queda en ella con cualquier pequeña ocasión que se ofrezca. Con este dinero podréis comprar mejor hacienda en Berbería, y allí podréis vivir con más seguridad y descanso que en esta tierra, donde fuisteis Rey y no tenéis la esperanza de poderlo ya ser…”.

Aceptando su destino, Boabdil solicitó a los Reyes Católicos que antes de dejar España le devolvieran a sus hijos, Yúsef y Áhmed, que permanecían retenidos por los Reyes cristianos en previsión de un nuevo alzamiento de los partidarios de Boabdil. A pesar de que la Reina Isabel se empeñaba en cristianizar a Áhmed, el primogénito, el Rey Fernando ordenó a Hernando de Zafra liberar a los hijos de Boabdil.

El 15 de abril de 1493, Abul Kasim el Muleh otorgó en Granada una nueva escritura de venta que ratificaría Boabdil en Laujar de Andarax el día 8 de julio del mismo año. El empeoramiento del estado de salud de su esposa Morayma, que estaba encinta y había caído enferma en la primavera de 1493, aceleró el proceso de partida de territorio español.

Mientras Hernando de Zafra y Sidi Mohamed Moratil, el apoderado de Boabdil, terminaban de negociar la compraventa de los bienes del resto de la familia, llegaron a Laujar de Andarax sus dos hijos. Este emocionante regreso no fue suficiente para mejorar el estado de Morayma, cuya salud empeoraba a pasos agigantados.

Una vez recuperados sus dos hijos y consciente Boabdil de que sus días en España iban llegando a su fin, envió una carta al sultán de Fez rogándole su acogida. La respuesta fue clara: le aseguró que lo aceptaría como a un hermano.

Los representantes de Boabdil firmarán un documento, en nombre de su Rey, reconociendo que la familia real nazarita salía de España voluntariamente. Pero el estado de salud de Morayma impedía el destierro de Boabdil al Magreb.

Finalmente, el 20 de agosto de 1493, cuando la hermosa Reina se puso de parto, las complicaciones hicieron que tanto ella como la niña que llevaba en su vientre perdieran la vida. El desconsuelo de Boabdil el Chico frente al cuerpo sin vida de su amada dio lugar a un sollozo que algunas noches puede oírse en el paisaje alpujarreño, entre una leve llovizna que acompañó a Morayma en sus últimas horas de vida. Mientras los árboles ven resbalar la lluvia por sus ramas, las lágrimas del Rey dan lugar al nacimiento de nuevos olivos.

El desconsolado esposo ordenó su entierro en el cementerio familiar, en la rauda real nazarí que había en el sótano de la antigua mezquita de Mondújar, unos terrenos que todavía permanecían sin cristianizar y hasta donde había trasladado los restos de sus antepasados, los Reyes de Granada, desde la Rauda Real de la Alhambra. Estos restos permanecen hoy en día enterrados entre los vestigios arqueológicos de esta mezquita.

El 28 de agosto de 1493 Boabdil, habiendo recibido los últimos honores de Rey en España, embarcó junto con su séquito y todas sus posesiones en el puerto de Adra (a unos 40 km de Laujar) en la flota del comandante vasco don Íñigo de Artieta, rumbo a Berbería. La escuadrilla estaba compuesta por tres grandes barcos: una carabela, una carraca y una nao. Una leyenda cuenta que, una vez embarcado, Boabdil lanzó su espada al mar y prometió volverla a buscar algún día, promesa que no pudo cumplir. Algunos autores también defienden que Boabdil marchó a África desde el mismo puerto por el que entrara siglos atrás Abderramán I, esto es, el puerto de Almuñécar.

Figura 6. El puerto de Adra en 1911. (http://ireneu.blogspot.com.es/2014/04/que-fue-de-boabdil-despues-de-rendir.html)
Figura 6. El puerto de Adra en 1911.

Hernando de Zafra, en una carta remitida a Barcelona, informaba a los Reyes Católicos de la situación: “Han sido 1.120 los granadinos que han partido hacia Berbería. Desde que se inició el proceso del Rey Chiquito, suman ya 6.320 los moros de todas las edades y condiciones que han abandonado el Reino de Granada…”.

Don Íñigo de Artieta desembarcó su carga en el puerto de Cazaza, población a poniente del Cabo de Tres Forcas, a unos 15 km de Melilla y a 165 km de la costa andaluza. Boabdil fue recibido por una escolta del sultán de Fez. A su llegada a la ciudad imperial del Muley El Idrisi, el sultán los trató como hermanos y les otorgó solares para que se construyeran sus casas en lo que todavía se conoce como el barrio granadino. Boabdil y su séquito fueron apodados como “los cristianos de Castilla”.

Figura 6. El puerto cenagado de Cazaza. (http://ireneu.blogspot.com.es/2014/04/que-fue-de-boabdil-despues-de-rendir.html)
Figura 6. El puerto cenagado de Cazaza.

En Fez fijó su residencia e hizo vida normal, apartado de la vida política aunque haciendo de consejero del sultán de Fez, siempre al lado de los Reyes Zenatas. A diferencia del Zagal, Boabdil vivió mucho tiempo. En 1527, resignado a la vida eterna, pocos días después de su 60 cumpleaños, Boabdil subió a su caballo para defender la ciudad de Fez de las tropas jerifes. En la batalla del Vado de Bacuna murieron el sultán y los generales amigos de Boabdil. Desesperado, el Rey Chico, el último Rey de Granada, arremetió contra sus enemigos y encontró la muerte sobre su corcel, que arrastró su cuerpo por todo el lecho del río hasta llegar al mar. Murió, por tanto, en la batalla, luchando por defender al Rey africano, su anfitrión.

Sea como fuere, Muhámmad XII de Granada, llamado por los cristianos Boabdil o el Rey Chico, ha quedado inmortalizado para la posteridad como el último Rey de al-Ándalus y el punto final a la Reconquista. Poco importa que fuera alto o bajo, rubio o moreno y de ojos claros u oscuros; que no hubiera sido vencido nunca, que no hubiese llorado al abandonar Granada, ni que su madre nunca lo reprimiese de la forma más poética posible. Todo eso es lo de menos. Lo realmente importante es que, posiblemente, nunca lleguemos a saber que lo que más le doliera sería que unos extranjeros cristianos le obligasen a tener que dejar su tierra; una tierra, la andaluza, en la que su gente vivía desde hacía más de 700 años.

FUENTES:

    • BUENO GARCÍA, FRANCISCO. Los Reyes de la Alhambra. Entre la historia y la leyenda. Ediciones Miguel Sánchez. Granada, 2004. ISBN: 84-7169-082-9.
    • http://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20granada.html (Consulta: 5 de enero de 2017).
    • http://ireneu.blogspot.com.es/2014/04/que-fue-de-boabdil-despues-de-rendir.html (Consulta: 5 de enero de 2017).