• SANTA FE DIGITAL visita el taller de Antonio Pérez, el único taxidermista que diseca al salto.
  • Este mes de noviembre presenta WoW (Wonders of Wildlife) en el Parque de las Ciencias después de una gran acogida en Bruselas.

bruselas¿Recuerdan ustedes aquel anuncio de la tónica en el que salía un leopardo? Pues bien, ese leopardo, disecado, se encuentra ahora en Santa Fe, en el taller de taxidermia Mompiel de Antonio Pérez, uno de los taxidermistas más famosos del mundo, capaz de disecar el movimiento, algo que sólo él y nadie más que él ha sido capaz de hacer. Como decía el eslogan publicitario de aquel anuncio: “único en su especie”.

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Antonio y su hijo Mario

Antonio Pérez Rodríguez (Santa Fe, 1955) es taxidermista, pero antes fue maestro, bueno, antes no, ya era taxidermista de vocación antes de cualquier cosa, “con catorce años ya hacía palomillas”. Todavía recuerda como esperaba ansioso el tranvía que traía de Granada a aquel amigo al que le había encargado comprar plastilina para componer sus primeras esculturas. Porque Antonio es escultor también, bueno también o además. Lo que él hace realmente es esculpir la vida, ya sea en bronce o recomponiendo los jirones de la piel de algún animal. Pero por encima de todo este artista es un amante de la naturaleza. Un amante de la naturaleza de verdad, no como esos “ecologistas de ciudad” a los que, con la paciencia del maestro que fue, les intenta explicar el delicado equilibrio de la vida salvaje.

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Montesas en salto

Animales reales y dónde encontrarlos. Hay quien no entiende su trabajo. Algunos piensan que el taxidermista mata para disecar, como si su misión fuera la de completar una macabra colección. Nada más lejos de la realidad. “Mi trabajo es de divulgación”, se reivindica el artista. “Los animales que hay aquí han muerto por muerte natural o provienen de la caza regulada”, nos enseña un tigre que murió en cautividad con diecisiete años o una jirafa que trajo desde la reserva de Tabernas. Los restos de estos animales serían incinerados, sin embargo él los conserva para que sean admirados y sirvan para transmitir el valor de la vida salvaje, para enseñar a amar y respetar a los animales. Si se consigue mostrar a las nuevas generaciones lo que significan, cómo cazan, cómo viven, entonces habremos ganado mucho en la misión de proteger y conservar. De ahí su ilusión por levantar un museo de Ciencias Naturales con las más de quinientas piezas que atesora producto de sus años de trabajo.

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Currículum, documentos, publicaciones

Antonio Pérez es un artista autodidacta, lo que según él le ha permitido depurar un estilo propio, sin límites. Eso significa que la experiencia es la que ha dado lugar a la técnica. Dicen que es el primero en disecar a salto y que ha plasmado la tragedia de la naturaleza sustituyendo a aquellos animales estáticos, sin vida, por escenas reales, en movimiento, donde podemos apreciar hasta la expresión del depredador acechando a su presa. Nos enseña su trabajo con moldes, con plastilina, minucioso, detallista. Y no podemos más que asombrarnos. En los días de la realidad aumentada la obra de este santafesino nos demuestra que la verdad no necesita aumento.

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Cabras montesas en bronce

Estas cosas se comprenden viendo obras como Estampida, que recrea la huida de diecisiete cabras monteses unidas entre sí y sostenidas únicamente por una pata. O en Andújar, donde una espectacular escultura de bronce homenaje a la montería. La instalación definitiva del monumento requirió ser modificada con respecto al boceto original que ganó el concurso. El bronce era demasiado pesado para reproducir las vertiginosas piruetas de los ciervos huyendo de sus captores. Por cierto que una maqueta de esa escultura descansa en alguna vitrina o aparador del Palacio de la Zarzuela. El rey Juan Carlos, apasionado de la caza y al que debieron llegarle noticias de Antonio, se lo pidió.

Dentro del elefante. Repasamos artículos en prensa y revistas, fotos trabajando, montando exposiciones. En una de ellas aparece Antonio dentro de un elefante, como Jonás dentro de la ballena. Fue su trabajo más difícil, la piel pesaba 900 kilos. Y la fórmula para desafiar la gravedad, para hacer que diecisiete monteses se mantengan en equilibrio sobre una sola pata o que un tigre permanezca saltando sobre su presa. Pues según nos comenta Antonio entre divertido y enigmático, no hay ningún cálculo matemático, todo es a pulso.

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Antonio en Bruselas

Antonio ha recorrido ya media Europa exponiendo sus obras (Oporto, New Castell, La Haya). La última ha sido Bruselas en el Museo de Ciencias Naturales de Bélgica con WoW (Wonders of Wildlife) coproducida con el Parque de las Ciencias del que es colaborador. La muestra ocupaba ochocientos metros cuadrados en donde se reproducía toda la espectacularidad de los animales salvajes en plena acción. Además incluía actividades interactivas para conocer aspectos de los animales, como el origen de las rayas en la piel de las cebras o qué nos dicen las huellas de las diferentes especies. wowEn Granada podremos disfrutar de esta exposición desde mediados de noviembre en el Parque de las Ciencias.

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Exposición en Portugal

Orgulloso nos cuenta cómo ha sucedido todo, poco a poco, desde la primera exposición en Granada en 2009 en el Parque de las Ciencias (700.000 visitas, dos años en cartel, una de las exposiciones con más éxito en el museo), hasta llegar al día de hoy, en el que acumula compromisos hasta 2020. Su fama ha crecido con el boca a boca, Antonio tiene poca fe en las nuevas tecnologías y las redes sociales, “no me hacen falta”, argumenta. Y tiene razón, su trabajo habla por sí sólo. También hablan los numerosos premios que ha recibido, las miles de visitas a sus exposiciones y la admiración y los halagos que le llegan unánimes de todo el sector.

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Jirafas en Santa Fe, Granada

jirafaEn Santa Fe la escultura del ciervo en la avenida de la Hispanidad, justo enfrente del cuartel de la Guardia Civil, lo mismo puede servir como tributo de la ciudad al artista que como signo del amor del artista por su tierra. Y con la autoridad moral de ese amor se puede hablar con dureza.

Ahora el escultor que nunca tuvo maestro comparte trabajo con su hijo Mario, licenciado en Bellas Artes. Ambos dedican su tiempo a lo que les apasiona, ocupados en la próxima exposición en el Parque de las Ciencias que seguro será un éxito.