Figura 1. Croquis del tipo de Real utilizado por el Gran Capitán en sus campañas de Nápoles recogido en el “Tratado de Re Militari” de Diego de Salazar (1536), folio 52r. García Pulido y col. (2005)
Figura 1. Croquis del tipo de Real utilizado por el Gran Capitán en sus campañas de Nápoles recogido en el “Tratado de Re Militari” de Diego de Salazar (1536), folio 52r. García Pulido y col. (2005)

Para aproximarnos a la morfología original del campamento hemos consultado diversos tratados militares históricos, pues los cronistas refieren que el mismo se ordenó conforme a la práctica militar de la época. En este sentido nos ha resultado de enorme valía el Tratado de Re Militari titulado Tratado de Cauallería hecho a manera de diálogo que passo entre los illustrissimos señores Don Gonçalo Fernandez de Cordoua llamado Gran Capitan, Duque de Sella y Don Pedro Manrique de Lara, Duque de Najara (…). En este tratado de 1536, su autor, Diego de Salazar, parafrasea al Gran Capitán, quien tras regresar de las campañas de Nápoles expone al Duque de Nájera su concepción del arte de la guerra. Es de sobra conocido que Gonzalo Fernández de Córdoba intervino en la Guerra de Granada, donde además de formarse destacó por sus dotes militares, adquiriendo justo renombre. En el Libro sexto del arte de la guerra, contenido en este tratado, explica e ilustra cómo alojaba en los campamentos militares levantados durante sus campañas italianas a “un exercito de veynte y quatro mil infantes, y de dos mil y quatrocientos cauallos vtiles: siendo partidos en quatro batallones” (folio 50r) (figura 1). Probablemente, el esquema propuesto constituya una sublimación de los Reales que conoció durante la guerra granadina, lo que nos aporta una clara estructura acerca de cómo debieron de estar organizados éstos, pues “para que no nazca confusion, conuiene alojar el exercito siempre en una manera y por vna misma forma” (folio 52v). Algunos autores han redibujado el croquis que aparece en este libro mediante la interpretación de las medidas que se aportan (figura 2), obteniéndose que para alojar un ejército de estas características se precisaba una superficie de 102,95 hectáreas (1.390 x 1.060 pasos). Respecto al tamaño de la hueste contenida en la Vega granadina, los cronistas aportan distintas cifras, que vienen a oscilar entre los “(…) más de cincuenta mill honbres de pelea, en que avía diez mill de cavallo (…)” que dice hubo Andrés Bernáldez y los “(…) doce mill de caballo é poco menos de cient mill hombres de pié (…)” que relata el anónimo continuador de la crónica de Pulgar. Es muy probable que la cifra estuviese más cerca del primer caso que del segundo, pues esta aproximación es mantenida a grandes rasgos por un mayor número de cronistas.

Figura 2. Interpretación a escala del croquis del Real tipo utilizado por el Gran Capitán en sus campañas de Nápoles recogido en el “Tratado de Re Militari” de Diego Salazar (1536). García Pulido y col. (2005)
Figura 2. Interpretación a escala del croquis del Real tipo utilizado por el Gran Capitán en sus campañas de Nápoles recogido en el “Tratado de Re Militari” de Diego Salazar (1536). García Pulido y col. (2005)

Por otro lado, en las pruebas testificales realizadas en 1550 por el morisco García el Garbi, se declara “que a los dichos vecinos que alli poblaron le dieron por termino e egido para su aprovechamiento todo el sytio que abia sydo e estado la gente del dicho Real de Sus Altezas, que hera obra de media legua de tierra en torno”, lo que correspondería a un cuadrado de 2.786,3 metros de perímetro y 694,6 metros de lado, o lo que es lo mismo, una superficie de 48,25 hectáreas, para el caso de que el Real tuviese una forma cuadrangular. Tomando la declaración de este morisco con muchas reservas, tendríamos que el Real de la Vega contaría con la mitad de superficie que los depurados campamentos militares que el Gran Capitán desarrolló posteriormente; además, el de la Vega de Granada como mínimo doblaría en número a las huestes que contenían los castros del estratega cordobés. Esto no sería de extrañar si entendemos que en el Real de la Vega las tropas se encontraban más hacinadas, como lo demuestra el hecho de que el incendio del 14 de julio de 1491 se extendiese rápida e incontrolablemente por buena parte del campamento, hecho éste del que sin duda aprendió Gonzalo Fernández de Córdoba para que no se volviese a repetir en el futuro.

¿Quiere conocer un poquito más acerca del Real de la Vega? Le seguiremos contando más cosas en la próxima publicación…

 

FUENTES:

    • ESPINOSA CABEZAS, ÁNGEL. Santa Fe. Aproximaciones geográfico-históricas. Excmo. Ayuntamiento de Santa Fe, Empresa Pública del Suelo de Andalucía, Librería El Hidalgo, 1995. ISBN: 84-605-3949-0.
    • FERNÁNDEZ APARICIO, MIGUEL ÁNGEL. Santa Fe, traza y orden. Santa Fe: [Granada]: s.n., 2006. ISBN 84-689-7721-7.
    • GARCÍA PULIDO, LUIS JOSÉ; ORIHUELA UZAL, ANTONIO. “La imagen de Santa Fe (Granada) en la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo”. Archivo Español de Arte, LXXVII, 2004, 307, págs. 247-266. ISSN: 0004-0428.
    • GARCÍA PULIDO, LUIS JOSÉ; ORIHUELA UZAL, ANTONIO. “Nuevas aportaciones sobre las murallas y el sistema defensivo de Santa Fe (Granada)”. Archivo Español de Arte, LXXVIII, 2005, 309, págs. 23-43. ISSN: 0004-0428.
    • LAPRESA MOLINA, ELADIO. Santa Fe: historia de una ciudad del siglo XV. Universidad de Granada, 1979. ISBN: 84-338-0112-0.