Las representaciones iconográficas de una ciudad son siempre un valioso testimonio que, cotejado y completado con otros documentos, permiten aproximarse con mayor fidelidad a la morfología y estructura urbana de la misma en un determinado momento histórico. De la ciudad de Santa Fe se ha conservado sólo un grabado de excepcional valor que permite conocer su fisonomía en el momento de su fundación en 1491: un tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo (figura 1). En dicho relieve, atribuido erróneamente hasta hace pocos años al cerco de Málaga, en realidad se representa el Real de la Vega y el Real de Santa Fe, con la ciudad de Granada al fondo. La importancia de esta imagen radica en que se trata de la primera representación contemporánea conocida de ambos Reales y en que la información contenida en ella aporta datos reveladores sobre la nueva ciudad y concuerda con los testimonios documentales contemporáneos y con otras representaciones gráficas de siglos posteriores.

Figura 1. Tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo donde se representa el Real de la Vega (I), el Real de Santa Fe (II) y la ciudad de Granada (III). García Pulido y col. (2004).
Figura 1. Tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo donde se representa el Real de la Vega (I), el Real de Santa Fe (II) y la ciudad de Granada (III). García Pulido y col. (2004).

Pero debemos decir que esta temprana representación de Santa Fe no fue la única que existió con motivo de su fundación. Si un detenido análisis e interpretación del mencionado tablero nos puede aportar cuantiosa información acerca de aquella primitiva ciudad, más debiera haber contenido el lienzo que por motivos propagandísticos fue enviado a la Corte portuguesa en agosto de 1491, coincidiendo con la desdichada y accidental muerte del príncipe don Alfonso de Portugal, yerno de los Reyes Católicos. Así nos lo refirió el tesorero de la Reina Isabel, don Gonzalo de Baeza: “Por una nomina de su Alteza, firmada y asentada, fecha 13-VIII del [di]cho año [1491] (…): Que costo pintar la villa de Santa Fe para enbiar a Portogal, 1.500 mrs., con el lienço en que se pinto”. Desgraciadamente, la búsqueda de este testimonio gráfico de momento ha sido infructuosa. Han sido ya varios los estudiosos e investigadores que han trasladado su búsqueda a Portugal; sin embargo, nada se sabe del lienzo en los museos portugueses. Don Joaquím Oliveira Caetano, director del Museu de Évora y experto en estos temas, siempre que se le ha preguntado ha comunicado que no se conoce representación alguna de Santa Fe conservada en las colecciones y archivos de su país. Por otra parte, el profesor don Vitor Manuel Guimaraes Verissimo Serräo, director del Instituto de Historia da Arte da Facultade de Letras da Universidade de Lisboa, que también se ha interesado por el tema, tampoco ha conseguido dar con el paradero del lienzo, por lo que es muy probable que éste se perdiera hace tiempo.

El segundo testimonio gráfico de Santa Fe en importancia debió de constituirlo otra representación de la ciudad promovida por los Reyes Católicos, en este caso y al igual que la del tablero de la catedral toledana, con vocación tridimensional. Como símbolo de su devoción, los Monarcas dedicaron la primera plata que vino de América para hacer una peana al Lígnum Crucis que habían regalado al convento de la Santa Cruz de Segovia. Y es que “entre otros dones ofreció el vencido Rey [Boabdil] a los vencedores una gran reliquia de la cruz en que murió el Redentor del mundo, con tradición de que estaba en poder de sus ascendientes desde que sujetaron a España. (…). Para adorno, mandaron labrar de plata cendrada, dicen que fué la primera que se trajo de Indias, un modelo de la ciudad de Santa Fé, con sus muros, puertas y torreones que sirve de peana o calvario a una cruz de la misma plata (…)”. A finales del siglo XIX este pedestal estaba ya desaparecido pues, según unos, fue expoliado por los franceses durante la Guerra de la Independencia y, según otros, se fundió para sufragar los gastos de reedificación del convento después del incendio que sufrió en 1809. Por el contrario, la cruz de la reliquia sí que se conservó, estando en ese momento en poder de los dominicos. Desde entonces, nada se sabe acerca del paradero del pedestal, como los investigadores han podido corroborar tras ponerse en contacto con estudiosos sobre los bienes muebles de los edificios religiosos segovianos.

Figura 2. Cruz de plata repujada conservada en la Iglesia Parroquial de Santa Fe. Detalle de la ciudad representada detrás del crucificado. García Pulido y col. (2004).
Figura 2. Cruz de plata repujada conservada en la Iglesia Parroquial de Santa Fe. Detalle de la ciudad representada detrás del crucificado. García Pulido y col. (2004).

La tercera representación coetánea de la conquista de Granada forma parte de los motivos decorativos de una cruz procesional de plata repujada, conservada en la Iglesia Parroquial de Santa Fe (figura 2). Esta cruz fue realizada a finales del siglo XVI, para sustituir a la primitiva de oro, que los Reyes Católicos donaron a la Iglesia Colegial de Santa Fe, aunque fue trasladada en 1549 a la Catedral de Granada. Esta vez sí que se ha conservado la copia de plata existente en Santa Fe, en la que tras el crucificado del anverso aparece una ciudad murada. Sin embargo, lejos de lo que cabría esperar, no se pretendió representar la fisonomía de Santa Fe, sino que se talló una ciudad imaginaria al uso, cuyos torreones de cubiertas cónicas nos trasladan a una tradición constructiva muy alejada de nuestras latitudes. Probablemente, la ciudad que aparece representada alegóricamente tras el crucificado haga referencia, más bien, a la ciudad santa de Jerusalén puesto que, según la tradición bíblica, Jesucristo fue crucificado en un monte llamado Gógota (que significa el lugar de la Calavera) de espaldas a la ciudad de Jerusalén que, en algunos casos, aparece representada tras la imagen del crucificado.

Tras estas primeras imágenes que se remontan a la génesis de Santa Fe, y de las cuales hasta la fecha sólo nos ha llegado una, habrá que esperar más de 250 años hasta que la ciudad vuelva a ser representada. Con motivo del viaje que Cosme de Médicis realizó por España y Portugal, este noble italiano pasó con su séquito por Santa Fe y el Soto de Roma el 19 de diciembre de 1668. El dibujante que lo acompañaba, Pier María Baldi, tomó entonces una vista de Santa Fe desde el suroeste de la ciudad (figura 3), en un punto cercano al actual camino de Santa Teresa, que en gran medida mantiene el trazado del camino que llegaba a la Puerta de Sevilla. La orientación de este grabado ha venido siendo adscrita a un punto de vista septentrional a la ciudad. Sin embargo, el fondo de perspectiva, en el que a grandes rasgos se esboza la silueta de Sierra Elvira, ubicada al norte de Santa Fe, sitúa ineludiblemente la vista en un punto meridional a la misma (figura 4). Con ello, la torre de la Iglesia Colegial existente en ese momento estaría adosada a la misma por su lado meridional, según se aprecia en el dibujo.

Figura 3. Vista de Santa Fe desde el suroeste dibujada por Pier María Baldi en 1668. García Pulido y col. (2004).
Figura 3. Vista de Santa Fe desde el suroeste dibujada por Pier María Baldi en 1668. García Pulido y col. (2004).
Figura 4. Vista actual de Santa Fe desde el Camino de Santa Teresa, al suroeste de la ciudad. García Pulido y col. (2004).
Figura 4. Vista actual de Santa Fe desde el Camino de Santa Teresa, al suroeste de la ciudad. García Pulido y col. (2004).
Figura 5. Plano del diseño del Río Genil dibujado por Thomas Ferrer y rotulado por José Toxar (1751). Detalle de la representación de Santa Fe vista desde el norte. Reeditado por el Ayuntamiento de Granada, 2000. García Pulido y col. (2004).
Figura 5. Plano del diseño del Río Genil dibujado por Thomas Ferrer y rotulado por José Toxar (1751). Detalle de la representación de Santa Fe vista desde el norte. Reeditado por el Ayuntamiento de Granada, 2000. García Pulido y col. (2004)

Del siglo XVIII se conservan tres representaciones generales de la ciudad. La primera se incluye en el plano del diseño del Río Genil dibujado por Thomas Ferrer y rotulado por José Toxar, que se remonta a 1751 (figura 5). En él aparece claramente la forma cuadrangular de Santa Fe, con todo su perímetro amurallado, sus cuatro puertas y algunas torres de esquina, pero sin cavas. No obstante, esta situación idealizada no debía de ser la que realmente tuviese la ciudad en esa época, pues Cosme de Médicis ya lamentaba en 1668 que a la ciudad “(…) le falte gran parte de la muralla y la zanja esté casi toda llena”. Este plano, perteneciente a la colección de la Sra. Viuda de Molina Fajardo, ha sido reeditado en el año 2000 por el Ayuntamiento de Granada con motivo de la conmemoración del Quinto Centenario de su constitución.

En 1754 se realizó una nueva representación gráfica de Santa Fe (figura 6), junto al resto de los pueblos y ciudades de Granada, todas ellas contenidas en el Catastro promovido por el Marqués de la Ensenada. Sin embargo, la imagen naïf de la ciudad resulta sumamente esquemática, pues en estos croquis de apoyo al catastro se daba más importancia a los bienes de las ciudades contenidos en su término municipal que a los elementos morfológicos de éstas, que sólo se esbozaban en sus rasgos más eminentes (puertas con sus nombres, iglesia, convento de los agustinos extramuros y traza cuadrangular en el caso de Santa Fe) para poder ser identificadas con facilidad.

Figura 6. Representación de Santa Fe en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1754). García Pulido y col. (2004).
Figura 6. Representación de Santa Fe en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1754). García Pulido y col. (2004)

 

Finalmente, cabe señalar el ya famoso plano de Francisco Quintillán de 1780 (figura 7), que formó parte del proyecto que Domingo A. Lois Monteagudo realizó en 1777 para el desagüe y saneamiento de la cava norte. Este plano es el primero conservado en el que se dibujó la planta de la ciudad. Sin embargo, no se esbozó ningún paño de muralla, puesto que la cerca debía de estar casi por completo desaparecida a finales del siglo XVIII.

Figura 7. Plano de Santa Fe de Francisco Quintillán (1780). Este plano formó parte del proyecto que Domingo A. Lois Monteagudo realizó en 1777 para el desagüe y saneamiento de la cava norte. García Pulido y col. (2004)
Figura 7. Plano de Santa Fe de Francisco Quintillán (1780). Este plano formó parte del proyecto que Domingo A. Lois Monteagudo realizó en 1777 para el desagüe y saneamiento de la cava norte. García Pulido y col. (2004)

 

FUENTES:

    • ESPINOSA CABEZAS, ÁNGEL. Santa Fe. Aproximaciones geográfico-históricas. Excmo. Ayuntamiento de Santa Fe, Empresa Pública del Suelo de Andalucía, Librería El Hidalgo, 1995. ISBN: 84-605-3949-0.
    • GARCÍA PULIDO, LUIS JOSÉ; ORIHUELA UZAL, ANTONIO. “La imagen de Santa Fe (Granada) en la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo”. Archivo Español de Arte, LXXVII, 2004, 307, págs. 247-266. ISSN: 0004-0428.
    • LAPRESA MOLINA, ELADIO. Santa Fe: historia de una ciudad del siglo XV. Universidad de Granada, 1979. ISBN: 84-338-0112-0.