Figura 1. El Zagal con sus trofeos de guerra. Si no se rendían, no había cuartel para el enemigo. (http://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20granada.html)
Figura 1. El Zagal con sus trofeos de guerra. Si no se rendían, no había cuartel para el enemigo. (http://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20granada.html)

En diciembre de 1489, el Zagal entrega las ciudades de Almería y Guadix –sus últimas posesiones en el Reino de Granada– a los Reyes Católicos. A cambio, el Zagal se quedó dueño de Andarax, una villa de trescientos vecinos, de sus alquerías y de su comarca, pero como vasallo de los Reyes cristianos. Ya no era nada ante los castellanos. No contaba con Boabdil, no contaba con auxilios africanos, estaba solo el más valiente nazarí, escondido en la Alpujarra, gozando del precioso clima de Laujar y su comarca, del nacimiento de su río, de sus viñas, de su sol y de su agua.

El Zagal estuvo en Laujar durante unos seis meses ejerciendo como Rey en un pequeño territorio de la Alpujarra. No era un hombre capaz de estar inactivo, así que organizó sus correrías por la Alpujarra soñando con recuperar el Reino de Granada. Cuando comprendió que sus deseos no tenían visos de realidad fue a Guadix, donde pidió a Fernando autorización para marcharse a África. Corría el año 1490. Fernando le entregó cinco millones de maravedís y le facilitó el transporte hasta las costas africanas. Allí pensaba encontrar un sitio tranquilo donde terminar sus días descansando.

Se estableció en Fez donde reinaba el califa Benimerín, amigo de Boabdil, que se enteró que el Zagal venía con divisas de Castilla. Como andaba mal de dinero y tenía peores intenciones, robó al pobre Zagal hasta el último maravedí, le encerró en un calabozo y, no contento con esto, le quemó los ojos.

El Zagal ya era un viejo pordiosero, ciego y lleno de harapos. Mendigando continuó su vida de pueblo en pueblo hasta que llegó a Vélez de la Gomera (una isla al norte de África). Allí le conoció el emir de la ciudad que le dio de comer, le vistió y le confortó. No vivió muchos años, muriendo en el 1500. Hasta su muerte llevó sobre sus sucias ropas un cartel que decía:

Este es el Rey desventurado de los andaluces

En cambio, otra versión, la más probable, es que moriría en la ciudad de Tremecén, donde se ha podido identificar su tumba en la necrópolis de los Reyes Zayyaníes de Sidi Brahim.

 

FUENTES:

    • BUENO GARCÍA, FRANCISCO. Los Reyes de la Alhambra. Entre la historia y la leyenda. Ediciones Miguel Sánchez. Granada, 2004. ISBN: 84-7169-082-9.
    • http://legadonazari.blogspot.com.es/2014/08/biografia-de-reyes-mohammed-xiii-o-el.html (Consulta: 5 de enero de 2017).