EXPOSICIÓN: Nudo y corteza
Un impresionante mural al fondo de la sala es lo primero que capta la atención. Un retorcido laberinto de toscas raíces que parecen penetrar el mismísimo suelo del Centro Damián Bayón. La artista de esta obra es Irene Sánchez Moreno (Granada, 1983) y llega a Santa Fe con la exposición “Nudo y corteza”, una sugerente muestra que nos sumerge en la naturaleza y nos recuerda la armonía entre “nuestra casa interior” y “el espacio exterior” y el cuidado que requieren ambos.
Irene conoce bien Santa Fe ya que pasó su infancia y adolescencia entre Belicena y Santa Fe. “Normalmente venía a ver las exposiciones del Instituto de América, sobre todo desde que comencé con las clases de pintura en Belicena, con Elena Laura. Ya en la carrera (Irene es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada) pensaba que exponer aquí sería todo un lujo. Siempre he comentado que es una de las mejores salas de exposiciones que tenemos en Granada”, nos comenta la artista reflexionando sobre lo que significa para ella traer sus obras a Santa Fe.
“Nudo y corteza” nos propone reflexionar sobre la naturaleza «con una visión alarmante pero esperanzadora y luminosa». Para comprender cómo se expresa eso en un lienzo tenemos que observar las pinceladas de Sánchez Moreno. Toda mi obra -nos comenta- pretende reflexionar sobre esa dicotomía.
“Creo que a pesar de que estamos trágica y dolorosamente separados de la naturaleza (o precisamente por ello) estar ante determinados paisajes es una de las experiencias más intensas que se pueden vivir. La naturaleza nos ofrece el abandono de la realidad inmediata de las cosas, una experiencia estética inigualable”.
Los óleos de Irene le hacen sentir a uno pequeño, como diminuto ante una naturaleza que domina el cuadro. El ser humano está como de paso con sus tiendas de campaña, como en Refugio, o en construcciones frágiles frente a la inmensidad de las montañas. En Monte Sopris las amenazantes y tenebrosas cumbres nos muestran un hombre desarmado y desnudo ante la naturaleza. Como desnuda está la mujer que nos da la espalda en En tierra ajena y que parece haber encontrado la armonía en medio del bosque. “En mi trabajo todo gira en torno al paisaje autonomizado, que rechaza la preponderancia del factor humano y que reconoce la desvinculación entre éste y el hombre”.
“Nudo y corteza” se puede visitar en las salas del Instituto de América desde el pasado 11 de enero hasta el próximo 11 de febrero.