El Real de Santa Fe en el coro de la Catedral de Toledo
Como ya hemos dicho varias veces en publicaciones anteriores, una investigación relativamente reciente del C.S.I.C. ha descubierto en el tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo un grabado (figura 1) donde se representan los Reales de la Vega y de Santa Fe. La importancia de la imagen es que se trata de la primera representación contemporánea conocida de ambos Reales, pues forma parte de un total de 52 sillas que se elaboraron entre 1489 y 1495, en las que se muestran diversos episodios de la última etapa de la Reconquista.
La escena principal, representada bajo el doble arco carpanel, contiene tres ámbitos bien diferenciados. A la derecha del tablero aparece tallado con bastante detalle el Real de Santa Fe (figura 2). Esta imagen resulta de extraordinaria importancia, pues muchos de los elementos representados en ella han desaparecido en nuestros días, trascendiendo únicamente la transformada morfología urbana del campamento militar primigenio.
Hoy por hoy, está más que aceptada la hipótesis de que el Real de Santa Fe comenzó a construirse casi a la par que el Real de la Vega, o una vez estuvo éste estructurado y suficientemente fortificado, no siendo el incendio del 14 de julio de 1491 la causa última por la que los Reyes Católicos decidieron levantarlo, como la tradición y la historiografía popular han querido mantener, sino el deseo obstinado de los Monarcas de dar por concluida la empresa granadina. Así, en el caso de que el cerco se dilatase y hubiese que levantar el Real de la Vega por la llegada del invierno, un contingente de tropas quedaría guarnecido en la ciudad-campamento para seguir hostigando a los nazaríes. Entre otros cronistas, esta es la razón que nos da Alfonso de Palencia: “Con propósito de ulterior defensa, se comenzó a construir junto al campamento el simulacro de una ciudad que había de perdurar con el nombre de Santa Fe, mostrando al enemigo que no faltaría en aquella ciudad un ejército escogido de caballería e infantería si en todo el verano no se conseguía el fin deseado (…)”. Con esta operación estratégica, los Monarcas cristianos conseguían minar doblemente los postreros ánimos de los granadinos, por cuanto mostraban claramente al enemigo cuán firme era su voluntad de doblegar la capital nazarí, a la vez que realizaban un portentoso alarde del potencial del ejército cristiano, que era capaz de edificar una ciudad en un breve espacio de tiempo. Lo contenido en este tablero vendría a corroborar lo que los documentos escritos narran, pues en él aparecen el Real de la Vega y el de Santa Fe en un mismo momento cronológico, definido por la fecha del incendio del primero de éstos.
Junto al Real de la Vega (figura 3) se emplaza un baluarte circular (D) –la voz baluarte a la que se refieren los cronistas se correspondería con la definición actual de barbacana, entendiéndose ésta como la fortificación avanzada y aislada utilizada para defender puertas de plazas o cabezas de puente, y que es atravesada por el camino de acceso, controlándolo– con dos troneras visibles –huecos pequeños, con abocinamiento interior (ensanchamiento en el vano de disparo) y, en ocasiones, exterior (ensanchamiento en la embocadura o salida), abiertos en los muros y antepechos para disparar con armas de fuego portátiles o ligeras– de cruz y orbe y arco de entrada con el rastrillo alzado –pesada reja de madera y/o hierro que se desliza verticalmente entre hendiduras laterales, a modo de compuerta, para poder bloquear rápidamente el pasaje de ingreso a una fortificación. Protegido a sus espaldas, un través (E) –muro que une el baluarte o bastión con la cortina o muro principal de la plaza– sensiblemente curvo –probablemente para dar una sensación de perspectiva– se prolonga hasta la mitad del amplio foso o cava (F), en cuyos antepechos elevados se abren sendas troneras de palo y orbe y entre los cuales discurre un soldado cristiano. Este través se comunica con la puerta de entrada de la fortaleza mediante un puente levadizo de madera (G) que permite ser izado por medio de dos gruesas cadenas. Al fondo, otro soldado penetra por la puerta del recinto amurallado (H), puerta que, al igual que la del baluarte, contiene otro rastrillo izado. Con esta imagen cobra especial significación la descripción que hace el anónimo continuador de la Crónica de Hernán Pérez del Pulgar, quien nos relata cómo a los Reyes Católicos “parescióles cosa muy dificultosa é casi imposible la permanencia del Real, é por este respecto, habido su consejo, mandaron hacer una villa de muy buena cerca é muy buenas cavas, é con muy buenos baluartes é con sus traveses, é todo lo que era más necesario para que pudiesen defensar é sostenerse junto al mismo Real é casi dentro en él (…)”. Por su parte, la cerca aparece flanqueada por torreones almenados (I), que tienden a avanzar hasta el cambio de cota donde comienza el profundo foso: “La ciudad (…). Tiene murallas almenadas, fosos, defensas y fuertes torres”, nos dirá Pedro Mártir de Anglería. A media altura de cada torreón se abren troneras de palo simple y orbe o palo doble y orbe alternadas, siendo de cruz y orbe en los torreones de esquina. A otra cota, ya cercana a las almenas, vuelven a aparecer troneras de palo y orbe que deben de corresponder al adarve de guardia. Orientada hacia Granada, casi en posición de esquina, destaca una torre más esbelta a la manera de atalaya, la famosa Torre de Santiago (J), que ya aparece citada en algunos documentos relativos al reparto de tierras, así como en el primer deslinde del término municipal de Santa Fe.
Como no podía ser de otro modo, el Real de Santa Fe presenta una estructura ordenada en la que se distinguen dos calles longitudinales que se cruzan con otra transversal (figura 4), pues “su forma es casi rectangular, dejando una plaza en el centro. En cada uno de sus cuatro lados se ha dejado una puerta. (…). Se han levantado edificios con capacidad para acoger a las tropas correspondientes a ellas en el único piso que tienen”. En el centro de la plaza se distingue la iglesia (K), de cuya cumbrera arranca una espadaña con una sola campana. Su altura, sin embargo, no es mucho mayor que la del resto de las casas, que tienen todas cubierta de teja a dos aguas (L). Cabría suponer que durante la construcción de la ciudad se levantó una iglesia provisional, pues en las cuentas del tesorero real don Gonzalo de Baeza, referidas al 20 de diciembre de 1491, podemos leer: “Por otra çedula de su Alteza, firmada y asentada, fecha al dicho dia, a Alonso lobo, capellan, 4.000 mrs., para la ofrenda de la misa nueva, que el canto en la yglesia de Santa Fe”. Esta iglesia primigenia, cuya única alusión gráfica conservada es la que de ella se hace en este tablero, debió de preceder a la que hasta la fecha se suponía que fuese la primera. Una segunda iglesia comenzaría a erigirse tras el rescripto Papal del 21 de mayo de 1492, teniendo lugar en ella su primera fundación de misas en 1503, debidas al primer Arzobispo de Granada fray Hernando de Talavera. Por otra parte, sabemos que en 1542 ésta última todavía estaba en construcción, dado que el 22 de mayo de ese año un morisco alfarero suscribe lo siguiente: “(…) Yo, Lorenço el Valorí, vecino de Gaviar la Grande, alquería de la çibdad de Granada, otorgo e conozco que me obligo de traer y entregar a vos Andrés Moro, mayordomo de la Yglesia de Santa Fee, que soys presente, seys mill ladrillos de resylla que sean muy buenos, a contento de Salas, ofiçial que agora labra en la dicha Yglesia (…)”. Desapareció en el último cuarto del siglo XVIII por los problemas de estabilidad que presentaba, dejando paso a la Iglesia Colegial que hoy se conserva, edificada siguiendo el proyecto de Ventura Rodríguez, Ingeniero y Maestro Mayor de Obras Reales.
En el tablero que estamos analizando, junto a la casa que está frente a la iglesia, sobresale un ancho torreón con antepechos ciegos que no presentan almenas (M). En el único plano conservado de la Casa Real de Santa Fe correspondiente a la planta baja (figura 5), que fue localizado en el Archivo General de Simancas por Mª Amparo Moreno Trujillo y por Rafael López Guzmán, podemos distinguir una amplia zona cuadrangular que bien podría ser un torreón (N), si la desligamos de un añadido al oeste y de otro gran núcleo rectangular al sur, correspondiente a una casa con patio a la que se adosa. Por otra parte, en el memorial presentado en 1560 por don Francisco de Paz, Alcaide de Santa Fe, sobre lo que quedaba por hacer en la Casa Real tras las obras iniciadas a finales de 1554, se dice que “(…) aze de almenar toda la pared de puerta questá frontero de las casas de Cabildo (…)”, por lo que en 1491, ésta no debía de contar con almenas. Con estos datos, creemos identificar este elemento que aparece en el tablero como parte integrante de la Casa Real.
Cercano a la puerta que se correspondería con la de Loja (puerta occidental de Santa Fe), casi pegado al arranque derecho del arco carpanel, aparece un árbol que soporta otra campana (figura 6), con la cuerda enrollada al tronco. No sabemos con certeza a qué puede aludir este detalle; quizás pudiese estar relacionado con la poética tradición santaferina relativa al Fresno existente en el pago que aún conserva ese mismo nombre, al que la Reina Isabel se encaramaba para contemplar Granada. Debajo de este detalle aparece un ajusticiado con vestimenta islámica que pende de una horca (figura 7). Tampoco tenemos referencias explícitas a qué pueda referirse esta macabra escenificación, pero por el hecho de aparecer junto a él otro musulmán que conduce un burro cargado con dos alforjas, podría estar relacionado con los saqueos que hicieron los cristianos en las alquerías cercanas, pues como un anónimo musulmán relata “continuando su obra de destrucción [Fernando el Católico] demolió varias alquerías, disponiendo que sus materiales fuesen transportados en carretas á la ciudad que estaba edificando, cuya construcción él mismo inspeccionaba”.
Cercano a la puerta que se correspondería con la de Loja (puerta occidental de Santa Fe), casi pegado al arranque derecho del arco carpanel, aparece un árbol que soporta otra campana (figura 6), con la cuerda enrollada al tronco. No sabemos con certeza a qué puede aludir este detalle; quizás pudiese estar relacionado con la poética tradición santaferina relativa al Fresno existente en el pago que aún conserva ese mismo nombre, al que la Reina Isabel se encaramaba para contemplar Granada. Debajo de este detalle aparece un ajusticiado con vestimenta islámica que pende de una horca (figura 7). Tampoco tenemos referencias explícitas a qué pueda referirse esta macabra escenificación, pero por el hecho de aparecer junto a él otro musulmán que conduce un burro cargado con dos alforjas, podría estar relacionado con los saqueos que hicieron los cristianos en las alquerías cercanas, pues como un anónimo musulmán relata “continuando su obra de destrucción [Fernando el Católico] demolió varias alquerías, disponiendo que sus materiales fuesen transportados en carretas á la ciudad que estaba edificando, cuya construcción él mismo inspeccionaba”.
Al fondo aparece la ciudad de Granada (figura 8), rodeada de árboles y defendida por una muralla torreada, con antemuralla. En el interior se distinguen tres recintos que corresponden a la Medina (Ñ) atravesada por el río Darro (O), al Albaicín (P) –separado del anterior por una muralla– y a la ciudadela palatina de la Alhambra (Q), con sus distintos paños de muralla y las altas torres de su Alcazaba. A la derecha, sobre un monte parecen verse unas torres que podrían pertenecer al ruinoso Palacio de los Alijares (R), muy dañado por los terremotos acaecidos en el mes de julio de 1431. Para poder contemplar con más detalle todos estos elementos, junto a otros (mezquita mayor, ajimeces en las casas,…), habría que remitirse al tablero que tiene por tema la rendición de Granada, en el que esta ciudad es la verdadera protagonista, ocupando dos terceras partes del mismo.
FUENTES:
- ESPINOSA CABEZAS, ÁNGEL. Santa Fe. Aproximaciones geográfico-históricas. Excmo. Ayuntamiento de Santa Fe, Empresa Pública del Suelo de Andalucía, Librería El Hidalgo, 1995. ISBN: 84-605-3949-0.
- FERNÁNDEZ APARICIO, MIGUEL ÁNGEL. Santa Fe, traza y orden. Santa Fe: [Granada]: s.n., 2006. ISBN 84-689-7721-7.
- GARCÍA PULIDO, LUIS JOSÉ; ORIHUELA UZAL, ANTONIO. “La imagen de Santa Fe (Granada) en la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo”. Archivo Español de Arte, LXXVII, 2004, 307, págs. 247-266. ISSN: 0004-0428.
- GARCÍA PULIDO, LUIS JOSÉ; ORIHUELA UZAL, ANTONIO. “Nuevas aportaciones sobre las murallas y el sistema defensivo de Santa Fe (Granada)”. Archivo Español de Arte, LXXVIII, 2005, 309, págs. 23-43. ISSN: 0004-0428.
- LAPRESA MOLINA, ELADIO. Santa Fe: historia de una ciudad del siglo XV. Universidad de Granada, 1979. ISBN: 84-338-0112-0.