Figura 1. Tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo donde se representa el Real de la Vega (I), el Real de Santa Fe (II) y la ciudad de Granada (III). García Pulido y col. (2004)
Figura 1. Tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo donde se representa el Real de la Vega (I), el Real de Santa Fe (II) y la ciudad de Granada (III). García Pulido y col. (2004)

Como ya dijimos en publicaciones anteriores, una investigación relativamente reciente del C.S.I.C. ha descubierto en el tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo un grabado (figura 1) donde se representan los Reales de la Vega y de Santa Fe. La importancia de la imagen es que se trata de la primera representación contemporánea conocida de ambos Reales, pues forma parte de un total de 52 sillas que se elaboraron entre 1489 y 1495, en las que se muestran diversos episodios de la última etapa de la Reconquista.

Este tablero, al igual que el resto, contiene una escena principal enmarcada por un doble arco carpanel que representa el sitio o la toma de una ciudad, mientras que en las enjutas se labraron motivos costumbristas o alegóricos. En este caso, en la enjuta izquierda (figura 2) aparece un operario tallando bolas para los artefactos pirobalísticos de la época (lombarda, ribadoquín,…), a partir de dados de piedra. Para ajustar el diámetro del proyectil al del cañón se contaba con un rudimentario calibrador de madera donde encajar las bolas. En la enjuta derecha (figura 3) un artillero carga la recámara de una lombarda, golpeando el taco con un martillo para comprimir la pólvora que en la deflagración habrá de impulsar el proyectil pétreo. Es de especial interés esta talla por ilustrar las piezas de que estaban compuestas estas lombardas (caña y recámara, cinchadas con aros metálicos), así como el proceso de carga de las mismas. La vestimenta de los artilleros también aparece magníficamente representada.

Figura 2. Detalle de la enjuta izquierda del tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo en el que se representó Santa Fe. García Pulido y col. (2004)
Figura 2. Detalle de la enjuta izquierda del tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo en el que se representó Santa Fe. García Pulido y col. (2004)
Figura 3. Detalle de la enjuta derecha del tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo en el que se representó Santa Fe. García Pulido y col. (2004)
Figura 3. Detalle de la enjuta derecha del tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo en el que se representó Santa Fe. García Pulido y col. (2004)

El hecho de que este tablero sea el único que contiene en las enjutas del arco semejantes escenas bélicas debió de estar motivado por el reconocimiento que los propios castellanos y aragoneses otorgaban a la artillería, como uno de los aspectos desequilibrantes que les permitió llevar a buen término la Guerra de Granada. Es cierto que Granada no fue acosada con fuego artillero (el campamento cristiano estaba muy alejado de ella), aunque sí que debieron de estar presentes las piezas de artillería tanto en el Real de la Vega como en las murallas de Santa Fe, desempeñando una labor defensiva, conforme aconsejaba la práctica de milicia a que aluden los cronistas de los Reyes Católicos.

Figura 4. Detalle del Real de la Vega en el tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo en el que se representó Santa Fe. García Pulido y col. (2004)
Figura 4. Detalle del Real de la Vega en el tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo en el que se representó Santa Fe. García Pulido y col. (2004)

La escena representada bajo el arco contiene tres ámbitos bien diferenciados. En la parte inferior izquierda aparece una vista ligeramente elevada del Real de la Vega (figura 4), o más bien del ordenado corazón del Real, donde se ubicaban las ostentosas tiendas reales y nobiliarias, puesto que “(…) el Rey e la Reyna e el príncipe e infantas e damas e señoras tenían sus tiendas e possadas en lo más fuerte e seguro del Real (…)”, mientras que el resto del ejército “(…) procuró de hacer dentro de aquel sitio sus choças y ramadas (…)”. Aparecen en el tablero (figura 5) seis tiendas alfaneques (A) ricamente bordadas, una de las cuales contiene un escudo heráldico con corona (A’). Probablemente representa la tienda perteneciente a Fernando el Católico, quien quizás podría identificarse con la figura saliente que entabla conversación con un soldado. Dos tiendas más son de tipo marquesina (B y B’), con planta rectangular y cubierta a cuatro aguas. Una de ellas, la más cercana a la del Rey, contiene dos escudos en su cubierta (B’). Bien podría tratarse de una de las grandes tiendas o pabellones aportados por la Reina Isabel en cada temporada bélica. Así nos lo refirió el cronista real Hernán Pérez del Pulgar al relatarnos la campaña de 1484: “(…) para curar los feridos e dolientes la Reina embiaba siempre a los Reales seis tiendas grandes e las camas e ropas necesarias para los feridos y enfermos y enviaba físicos e cirujanos e medicinas e onbres que los sirviesen, (…), y estas tiendas con todo este aparejo se llamava en los Reales el Hospital de la Reyna”. Tras ella sale apresuradamente una dama portando una bandeja con lo que podrían ser paños de curación o alimentos.

Figura 5. El Real de la Vega en el tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo en el que se representó Santa Fe, redibujado por don Luis José García Pulido y don Antonio Orihuela Uzal. García Pulido y col. (2004)
Figura 5. El Real de la Vega en el tablero de la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo en el que se representó Santa Fe, redibujado por don Luis José García Pulido y don Antonio Orihuela Uzal. García Pulido y col. (2004)

Entre las tiendas, un extraño elemento destaca por sus rasgos distintivos (C). Se trata de una construcción con tres cuerpos bien diferenciados: uno inferior, de forma troncopiramidal, una especie de columna o torre muy esbelta como elemento intermedio, y una coronación de todo el conjunto mediante un cobertizo a dos aguas, del que sólo quedan las improntas, por haber sido desprendida la talla del tablero. Creemos haberla identificado gracias al testimonio de Pedro Mártir de Anglería, quien en su carta del 31 de octubre de 1491 dirigida al cardenal Ascanio María Sforza Visconti, relata lo siguiente: “En el campamento, entre las tiendas reales, levantóse una torre de madera, creo que de tres cuerpos, como aposento de los Reyes, desde la cual se dominaba en toda su extensión la llanura”. Esta torre vigía debió de ser utilizada por los Reyes Católicos en su parte inferior como tienda de mando, más que como aposento, pues de las crónicas de la época se deduce que ambos cónyuges descansaban en tiendas diferentes, siendo la de Isabel la lujosa “(…) tienda alfaneque que el Marqués de Cádiz avía prestado a la Reina quando vino al Real, que era la más jentil pieça y mejor labrada que se pudiera hallar”.

En cuanto a la agitada escena que se observa en el campamento, Juan de Mata Carriazo colige que “representa un campamento cristiano, en el que se cuentan nueve ricas tiendas de campaña de distinta traza, entre las cuales se lucha confusamente”. Esta interpretación debió de ser la que definitivamente le llevó a identificar el tema del tablero como “(…) la salida y ataque al campamento cristiano que hicieron los moros de Málaga el 29 de mayo de 1487 (Palencia, p. 295); o el lunes 28, como dice Valera (p. 251-254)”. Cierto es que la impresión que ofrece la escena es la de una confrontación cuerpo a cuerpo, entre unos personajes que parecen querer entrar en las tiendas nobiliarias y los que de ellas salen aturdidos por la sorpresa. Sin embargo, frente a lo que cuentan los cronistas sobre el cerco de Málaga, del de Granada no relatan que se entablara escaramuza alguna dentro del Real de la Vega (lo que hubiera sido un suceso demasiado importante como para ser obviado por todos ellos), mientras que sí refieren con todo detalle otras gestas bélicas acaecidas en diferentes lugares de la Vega granadina. Sin embargo, en el Real de la Vega se produjo un inoportuno acontecimiento que conmocionó y puso en jaque a los sitiadores, hasta el punto de ser relatado por todos los cronistas e historiadores de la época, llegando incluso a quedar retenido en la memoria de las generaciones posteriores como el motivo último por el cual se edificó el Real de Santa Fe: “Acaesçio en el Real, un jueves en la noche, catorce dias del mes de jullio, que la Reina mandó quitar una vela a una donzella (…). E durmiendo la Reina e la mayor parte de la gente del Real, dexando los que velaban e rondavan, como quiera que fué, o de la flama de la dicha vela (…) encendió la tienda e alço llamas de fuego, e alcanço el fuego della a otras; e como avía muchas ramadas, encendióse un grand fuego. E como la Reina lo sentió, salió fuyendo de la tienda e fuesse a la tienda del Rey, que estava ay cerca de la suya (…)”, “y como este infortunio tomase a todos al primer sueño, se levantaban como atónitos, corriendo de una parte a otra, no sabiendo de donde les pudiese aver sucedió tanto mal. Y el Rey se levantó en camisa, y tomando las armas salió afuera (…)”. En efecto, si analizamos más detenidamente los atuendos de todos los agitados personajes que deambulan por el Real de la Vega, y los comparamos con la fisonomía de los musulmanes que aparecen en todos los tableros, podemos comprobar que estas figuras representan a soldados, damas y caballeros cristianos. Todos los soldados están enfundados en atuendos militares castellanos: celada, coraza, cota de malla, cinturón y vestimenta corta, muy distintos de las largas túnicas, turbante y barba con que aparecen los musulmanes. La adarga con borlas que portan dos de ellos, lejos de ser exclusiva de los soldados andalusíes, debió de ser asumida por los castellanos tras el intercambio táctico y armamentístico que supuso la Batalla de la Higueruela (en 1431), por lo que la tónica en toda la serie es que se encuentre en manos cristianas, reposando en el hombro si no se entabla batalla, como así ocurre en este tablero. Se pueden observar en la escena soldados durmiendo al raso o a cubierto que se levantan repentinamente, mientras que otras figuras entran en las tiendas para alertar a sus moradores, o simplemente corren despavoridas por el campamento. Debemos decir, no obstante, que las llamas del incendio no aparecen visibles por ningún lado, al menos entre las piezas del tablero que no han saltado ni se han roto. Quizás el autor no quiso añadir más elementos a la escena que desvirtuaran la composición, o bien suponía que el suceso era tan conocido que sería fácilmente reconocible. En este mismo sentido debemos recordar que tanto este tablero como el de Granada no llevan escrito nombre alguno que aluda a la ciudad que representan.

 

FUENTES:

    • ESPINOSA CABEZAS, ÁNGEL. Santa Fe. Aproximaciones geográfico-históricas. Excmo. Ayuntamiento de Santa Fe, Empresa Pública del Suelo de Andalucía, Librería El Hidalgo, 1995. ISBN: 84-605-3949-0.
    • FERNÁNDEZ APARICIO, MIGUEL ÁNGEL. Santa Fe, traza y orden. Santa Fe: [Granada]: s.n., 2006. ISBN 84-689-7721-7.
    • GARCÍA PULIDO, LUIS JOSÉ; ORIHUELA UZAL, ANTONIO. “La imagen de Santa Fe (Granada) en la sillería del coro bajo de la Catedral de Toledo”. Archivo Español de Arte, LXXVII, 2004, 307, págs. 247-266. ISSN: 0004-0428.
    • GARCÍA PULIDO, LUIS JOSÉ; ORIHUELA UZAL, ANTONIO. “Nuevas aportaciones sobre las murallas y el sistema defensivo de Santa Fe (Granada)”. Archivo Español de Arte, LXXVIII, 2005, 309, págs. 23-43. ISSN: 0004-0428.
    • LAPRESA MOLINA, ELADIO. Santa Fe: historia de una ciudad del siglo XV. Universidad de Granada, 1979. ISBN: 84-338-0112-0.