Figura1.La Cruz del Ave María. García Ortiz de Villajos (1929)

La popularmente conocida como la “Cruz del Ave María”, que se encuentra al final de la calle del mismo nombre, fue erigida en recuerdo del ya mencionado duelo que tuvo lugar entre el Moro Tarfe y Garcilaso de la Vega en el campo de Santa Fe, señalando el lugar exacto donde se localizaría el momento en el que Tarfe clama venganza y reta al Rey Fernando y a los caballeros cristianos. La Cruz está situada en una recatada placeta a las afueras de la Ciudad, rodeada de las humildes casas de su arrabal y se eleva, pulcramente enjabegada, sobre una truncada pirámide cuadrangular de ladrillos pintados de rojo.

Sin embargo, esta no es la única alusión que existe en Santa Fe que haga referencia a esta conocidísima leyenda. El arte también ha querido representar el lance, a su manera, en la cornisa superior de la fachada principal de la Iglesia Colegial de Santa Fe. En ella se reproduce el triunfo del Ave María con la cabeza del Moro Tarfe reclinada con una pica hincada sujetando la cartela del AVE MARÍA y sendas palmas laterales enmarcando la escena en forma de “V” de victoria. La cornisa se completa con cuatro antorchas cerradas y ceñidas por sendas coronas.

Figura 2. Representación del triunfo del Ave María en la cornisa superior de la fachada principal de la Iglesia Colegial de Santa Fe.

A continuación reproducimos el romance tal y como lo escribió Ginés Pérez de Hita en sus “Guerras Civiles de Granada”, según nos cuenta, tomándolo de un romance “de muy antiguo estilo”:

ROMANCE DE GARCILASO DE LA VEGA

Figura 3. Viñeta del lance entre el Moro Tarfe y Garcilaso de la Vega.

Cercado está Santa Fe

con mucho lienzo encerado

al derredor muchas tiendas

de seda oro y brocado,

Donde están duques y condes

señores de grande estado

y otros muchos Capitanes

que lleva el Rey don Fernando

Todos de valor crecido,

como ya lo habréis notado

en la guerra que se ha hecho

en el granadino estado.

Cuando a las nueve del día

un moro se ha demostrado,

encima un caballo negro

de blancas manchas manchado,

Cortados ambos hocicos,

porque lo tiene mostrado

el moro, que con sus dientes

despedace a los cristianos,

El moro viene vestido

de blanco, azul, encarnado

y debajo esta librea

traía un muy fuerte jaco,

y una lanza con dos hierros

de acero muy templado,

y una adarga hecha en Fez

de un ante recio extremado.

Aqueste perro, con befa,

en la cola del caballo,

la sagrada Ave María

llevaba, haciendo escarnio;

Llegando junto a las tiendas,

desta suerte le ha hablado:

¿Cuál será aquel caballero

que sea tan esforzado,

que quiera hacer conmigo

batalla en aqueste campo?

Salga uno o salgan dos,

salgan tres o salgan cuatro;

el Alcaide de los Donceles

salga, que es hombre afamado;

Salga ese Conde de Cabra

en la guerra experimentado;

salga Gonzalo Fernández

que es de Córdoba nombrado,

O si no Martín Galindo,

que es valeroso soldado;

salga ese Puerto Carrero

señor de Palma esforzado.

O el bravo Don Manuel

Ponce de León llamado,

–aquel que sacara el guante

que por industria fue echado

donde estaban los leones

y él lo sacó muy osado–;

Y si no salen aquestos,

salga el mismo Rey Fernando,

que yo le daré a entender

si soy de valor sobrado.

Los caballeros del Rey

todo lo están escuchando,

cada uno pretendía

salir con el moro al campo.

Garcilaso estaba allí,

mozo gallardo, esforzado,

licencia le pide al Rey

para salir al pagano.

“Garcilaso sois muy mozo

para cometer tal caso;

otros hay en mi Real

que darán mejor recaudo”.

Garcilaso se despide

muy confuso y enojado

por no tener la licencia

que al Rey le ha demandado;

Pero muy secretamente

Garcilaso se había armado,

y en un caballo morcillo

salido se había al campo;

Nadie no le ha conocido,

porque sale disfrazado;

fuese donde estaba el moro,

desta suerte le ha hablado:

“Ahora verás el moro

si tiene el Rey don Fernando

caballeros valerosos

que salgan contigo al campo.

Yo soy el más menor de ellos

y vengo por su mandado”.

El moro cuando lo vido

en poco lo había estimado,

y dice de aquesta suerte:

“Yo no estoy acostumbrado

hacer batalla campal

sino con hombres barbados;

vuélvete, rapaz, le dice,

y venga el más estimado”.

Garcilaso con enojo,

puso piernas al caballo,

y arremete para el moro,

y un gran encuentro le ha dado

El moro que aquello vido

revuelve así como rayo;

comienza la escaramuza

con un furor muy sobrado.

Garcilaso, aunque era mozo,

mostraba valor sobrado,

dióle al moro una lanzada

por debajo del sobaco,

el moro cayera muerto,

tendido se había en el campo.

Garcilaso con presteza

del caballo se ha apeado,

cortado le ha la cabeza

y en su arzón la ha colgado.

Quitó el Ave María

de la cola del caballo,

y hincando las rodillas

con devoción la ha besado,

y en la punta de su lanza

por bandera había colgado.

Subió en su caballo luego

y del moro había tomado

cargado destos despojos,

al Real se había tornado.

Donde están todos los grandes,

también el Rey don Fernando

todos tienen a grandeza

aquel hecho señalado;

También el Rey y la Reina

mucho se han maravillado

en ser Garcilaso mozo

haber hecho un tan gran caso.

Garcilaso de la Vega

desde allí se ha intitulado,

porque en la Vega hiciera

campo con aquel pagano.

FUENTES:

    • ARIZTONDO AKARREGI, SALVADOR; ROGER CORRAL, LUISA; RUIZ GODOY, JESÚS B. Las calles de Santa Fe. Historia de los nombres. Santa Fe: Ayuntamiento, 2008. ISBN: 978-84-936334-2-4.
    • GARCÍA ORTIZ DE VILLAJOS, CÁNDIDO. Santa Fe. Granada: Excmo. Ayuntamiento de Santa Fe; Excmo. Ayuntamiento de Granada; Excma. Diputación Provincial de Granada, 1929.