Antonio FunesAntonio Funes sigue escribiendo a mano y corrige sobre el papel. Es una costumbre a la que espera no tener que renunciar nunca. Este alpujarreño vive en Santa Fe desde hace veinticinco años pero nació en Cáñar y pasó también por Cataluña. Aunque se instaló en Santa Fe ya con su familia, antes había vivido cuatro años de su juventud en el seminario de los Padres Redentoristas, del que guarda unos recuerdos inmejorables. Escritor y poeta, maestro de la metáfora rural, como la nombró Juan Rodríguez Titos, y hombre comprometido, colabora con la Asociación Contra el Cáncer en Santa Fe. “No podemos esperar que nos lo hagan todo” nos confiesa develando su inquietud social. Dice sentirse de Santa Fe a pesar de que “nos creamos que todos los sitios son mejores”. Nos recibe en su casa antes de partir a Barcelona para presentar su novela El cartero del desierto.

P.¿De dónde nace su vocación de escritor?

R. En el seminario de los Redentoristas se potenciaba mucho la escritura. Siempre estábamos escribiendo redacciones. La redacción que ellos consideraban mejor la publicaban en el tablón de anuncios, y te puedo decir que a mí me la publicaban casi siempre.

P. ¿Qué recuerdos tiene de aquellos años en el seminario?

R. Inmejorables. La formación era diez veces superior a la de los demás colegios. Aquellos internados eran muy duros y las amistades tenían que ser muy fuertes. Estabas sin ver a la familia mucho tiempo. Recuerdo que el último año, cuando recibía cartas de mi madre me metía en el baño a llorar.

P. ¿Cómo da el paso a publicar?

R. Cuando me jubilé hubo un concurso de relato corto epistolar y me dieron el premio y fui a recogerlo al Museo Thyssen de Madrid. Para mí fue increíble. Ahí empecé a animarme.

Y desde entonces no ha parado. Premio de Relato Clara Campoamor de La Zubia, Premio de Relato Corto del Ayuntamiento de Granada, Distrito Ronda y Mención Especial en el Certamen Literario Elena Martín Vivaldi de Santa Fe. Además de varias obras como El cartero del desierto, La mirada del tiempo o la más reciente Al compás del viento.

Un hombre es lo que lee y un escritor más. Antonio nos confiesa que hubo un tiempo en que devoraba libros, “no me importaba quién lo escribía sino cómo lo escribía”. Y ¿cómo escribe Antonio Funes? Con la metáfora rural.

P. ¿Qué es la metáfora rural?

R. Esto me lo puso Juan Rodríguez Titos que dijo que era el maestro de la metáfora rural. Yo juego mucho con la metáfora del campo. El surco, la siembra, la era, la trilla, aventar sentimientos… Supongo que influido por mi niñez.

P. ¿Quizás existe ese sentimiento de pérdida de una vida más sencilla?

R. En La mirada del tiempo recojo toda una forma de vida rural que está a punto de perderse. La vida en la Alpujarra era una vida muy difícil. Sin embargo; te encontrabas con gente sencilla que en un momento dado, por lo menos a mí, me llegaban fuerte. Cualquier persona con una frase sencilla te puede decir mucho más que un catedrático dando una conferencia.

Pero no sólo de metáfora rural vive el hombre. En la novela El cartero del desierto reproduce el momento en el que España abandona el Sáhara. Antonio Funes fue testigo excepcional de ese momento porque hizo el servicio militar allí. “Pienso que España fue culpable, se lavó las manos, no puedes dejar a un país que no está preparado sólo ante las aves de rapiña”, nos comenta sobre la postura del Gobierno español ante el avance de los marroquíes sobre el Sáhara.

Libros de Antonio FunesEl cartero del desierto es un libro lleno de pequeños libros, cuenta los hechos históricos y es novela y es ensayo porque cuento cómo vivían los saharauis, sus costumbres, sus tradiciones… La novela parte de cuando vino un niño saharaui a mi casa, del proyecto “vacaciones en paz”. Ese niño resultó ser el nieto del que fuera mi compañero en el Sáhara, Omar. Entonces yo vuelvo al Sáhara para encontrarme con él y revivir todo lo que pasó. Omar había sido mi compañero porque los saharauis estaban con nosotros en el Ejército, se había pasado al Polisario y me lo hizo saber a través de una carta.

P. Y ¿qué decía la carta?

R. Era muy emotiva. Me decía “mañana no estaré contigo”, “mañana yo me iré al desierto a luchar por los míos”, y también decía “no quisiera que una bala nuestra atraviese el pecho del otro”.

P. Las cartas son importantes.

R. Yo tengo debilidad por las cartas. No es sólo que yo haya trabajado en correos. Me encanta recibir cartas. En ellas estás viendo la personalidad de quién escribe.

P. Usted ha vivido en Cataluña ¿qué piensa de la situación actual?

R. Allí fuimos a buscar trabajo y no encontramos muchos problemas. La familia que me queda allí dice que no hay esa crispación de la que habla la prensa… Todo esto es política, hasta ahora se les ha silenciado con dinero y con una serie de privilegios. Los catalanes son mucho más reivindicativos que los andaluces. Igual tenemos todos un poquito de culpa. Porque los políticos de España no se han atrevido a ir allí y decir la verdad de las verdades. Cuando alguien te dice de hablar hay que hablar. Hay que ser valientes y no pensar tanto en los votos.

P. Para terminar quédese con un sitio de Santa Fe.

R. El edificio de lo que fue nuestro seminario, ese sitio cuando lo veo me traslada a mi infancia.